Para nosotros el vino es la expresión de la tierra, el
reflejo del lugar del que proviene. Creemos en la autenticidad de nuestra
tierra. Nuestro paisaje, nuestro suelo y nuestras variedades locales son irrepetibles
y sólo aquí pueden dar vida a los vinos que queremos hacer.

Estamos trabajando la tierra, preparando la plantación que
hemos diseñado cuidadosamente aprovechando al máximo los recursos que el
paisaje nos ofrece Diseño
Keyline - Manel Badia - Keyline farm design. La estamos preparando y
cuidando con mimo, con tiempo, de forma natural y ecológica.

Las cepas que vamos a plantar han estado presentes en la
zona durante generaciones, adaptándose a su carácter extremo y dando lugar a
uvas llenas de identidad. Cada una de las 10 parcelas en las que hemos dividido
la plantación aporta su propia personalidad: altura, suelos de piedra caliza
que imprimen tensión y frescura, laderas expuestas al sol que concentran sabor.
Así, Monastrell, Garnacha Tinta, Garnacha Blanca, Macabeo, Tortosina, Malvasía…
se van a disponer sobre el terreno aprovechando sus elementos fundamentales
para dar lo mejor de esa tierra.

El vino es el resultado de un paisaje vivo, de nuestra Tierra. No podríamos hacer estos vinos en
ningún otro lugar del mundo. Este es nuestro camino: crear vinos que sean
fieles a su origen, que respeten la tierra y que sólo se puedan hacer aquí.

Antes de lanzar nuestra primera añada en 2028, hemos seleccionado
y etiquetado vinos de la zona; vinos que respetan nuestra filosofía: mínima
intervención, viñedos en equilibrio, integrados en el paisaje y que sean una
expresión pura del entorno. Buscamos vinos honestos, donde cada sorbo cuente su
origen, de viticultores que compartan nuestra visión y nos permitan actuar en
su elaboración. Estos son los vinos que adoptamos, y de los que nos sentimos
tan orgullosos, como si fueran nuestros.